3 de mayo de 2015

ESPACIOS PÚBLICOS, LA ESCENCIA DE LA CIUDAD

Por Aldo Facho Dede, arquitecto




“Desde lo estrictamente conceptual, el espacio público es todo aquello que no es de propiedad privada. A partir de esa definición el Derecho Romano definía esto como la RES-PUBLICA, lo de dominio público, lo que es de dominio de toda la sociedad. También está asociado al concepto de bien común o para todos. Estas asociaciones llevan al concepto de estado y de ahí se deriva el concepto de República. Yendo al origen griego, también tiene que ver con la política o el espacio de la política, lo que lo enlaza con el concepto de ciudad, a partir del modelo ciudad-estado griega.”(1)

Siguiendo esta definición, entendemos por Espacio Público el lugar donde se desarrollan las actividades comunes a los ciudadanos, el escenario de la vida en sociedad. Podríamos pensar entonces al Espacio Público como el generador de urbanidad, símbolo de equidad e inclusión social.








El espacio público es uno de los valores que una sociedad debe proteger y potenciar. La ausencia de espacio público muestra ausencia de una sociedad cohesionada y es muchas veces símbolo de una sociedad de guetos o segregada por clases o clanes.”(1) El Espacio Público no son solamente las plazas o parques, también son las veredas, calles, paseos… y la ausencia del mismo no solo puede ser física, sino también (y en la mayoría de los casos) social; ese es el estadio más grave de una sociedad, cuando ha perdido la capacidad de relacionarse en sus ámbitos comunes. Es entonces cuando empezamos a hacer parodias del Espacio Público en ámbitos privados, así surgen los “Centros Comerciales” que repiten escenográficamente las calles tradicionales para crear atmósferas amigables para el consumo.








Uno puede medir el estado de salud de una sociedad a partir de cómo usa esta sus espacios públicos. A una sociedad sana se la ve en la calle. No hay que ver sólo alguno de sus lugares emblemáticos con vida como una plaza o parque, hay que ver el uso de sus veredas, o pequeños parques en todo su territorio.”(1) ¿Recuerdan cuando éramos niños y jugábamos en las calles?, ¿recuerdan los patios de los agrupamientos, las calles convertidas en canchitas de futbol los fines de semana?, alguno quizás recordará a los amigos de la cuadra, la vecina que de amiga pasó a enamorada… eso habla de una sociedad sana, una sociedad que se desarrolla en sus espacios comunes. ¿Nuestros hijos podrán tener los mismos recuerdos? La delincuencia nos ha arrebatado la calle, pero nosotros la abandonamos antes, los adultos en la vereda, la gente caminando, los edificios mirando la calle… eran los ojos vigilantes que convertían esos espacios diáfanos en propios.









La gente en la calle, la gente relacionándose, aprendiendo a convivir genera cultura social, genera una sociedad más justa. No debemos perder el bien común, la RES-PÚBLICA.”(1) La democracia no es exclusiva de las urnas, se construye cada día y se soporta en la capacidad de relacionarse de una sociedad, allí los espacios públicos son fundamentales, pues es donde todos se vinculan con todos. ¿Hay algo más inclusivo que una calle, que una plaza, que un parque?






Parques, plazas, calles y carreteras todos podrían trabajar juntos. Esto no está comúnmente aceptado en las ciudades(2) donde los vehículos reinan. Sin embargo, existe creciente evidencia de que esto podrá cambiar, por una serie de razones: la reducción de muertes, la mejora de la calidad del aire, mejoras en la salud y el apoyo a una economía más dinámica entre ellos. Al reducir la velocidad y al restaurar el sentido de la igualdad de acceso o de uso por peatones y autos, las calles pueden volver a ser un lugar que sea seguro y cómodo, que anime a los niños a caminar a la escuela, a los compradores a ir en bicicleta al mercado y obtiene el camión de reparto lo que necesita a su vez para su trabajo.”(3)









¿Por qué insistimos siempre en el incremento de la sección de avenidas, carreteras y construcción de autopistas y no reclamamos la mejora del transporte público? El egoísmo generado por la sociedad individualista y de consumo que vivimos nos ha hecho perder la conciencia en la grandeza de lo colectivo; pensamos en tener mayor comodidad para usar nuestros autos y no nos damos cuenta que sería mucho mejor si no los tenemos, y pudiésemos movernos en sistemas de transporte público modernos y de calidad, además de caminar y andar en bicicleta. ¿Cuánto cuesta una autopista?, ¿cuanto cuesta un tren rápido?, pero no solo en dinero, evaluémoslo en consumo energético, en contaminación, en mejora de la calidad de vida de los potenciales usuarios… ¿a que el segundo gana por goleada?


La ciudad es de todos, así debemos comprenderla y reclamarla, sólo cuando recuperemos la conciencia del poder que hemos cedido podremos reclamar con suficiente vigor a quienes nos gobiernan por la devolución de esos espacios.










Notas:
Las fotografías fueron tomadas en la Plaza “Islas Malvinas” de la ciudad de La Plata por el autor del artículo.

(1) Pedro Pesci, “Espacios Públicos, el alma de la ciudad”. Revista Ambiente Digital Nº103 – 2010. http://www.revista-ambiente.com.ar/c_central/portada.htm

(2) En la cita original dice en vez de “en las ciudades”, “en los Estados Unidos”.

(3) Kenneth E. Kruckemeyer, “¿De todos o mío? Espacio público y privatización en Estados Unidos.” Revista Ambiente Digital Nº103 – 2010. http://www.revista
-ambiente.com.ar/c_central/portada.htm

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